Con una brisa veraniega caminaba él Sin-Cesar. Caminaba y caminaba como si el sol fuera el mar.
Caminaba entre tierra y arena en la mitad del malecón, de derecha a izquierda como buscando a su amor.
No me pude contener, su palpitante caminar me intrigaba. Será que se le perdió algo o a alguien recordaba.
"Con prisa y lentamente," susurró. "Alguien como ella no se olvida". Que raro este hombre pensé, ¿por qué será que habla solo? Se sentó junto a mi como si hubiese escuchado lo que mi mente preguntaba. Y sin tener que decirle nada, él me lo dijo todo.
"La amé tan lento, sin prisa, como está brisa que al tocar molinos penetra hasta el espacio más profundo. Energía se creaba, energía fluía, con ella me sentia tan grande!"