A los 5 años pude observar, por primera vez, como la luz en los ojos se desprendían de un niño no mucho mayor que yo. Fue un momento que encendió en mi preguntas incesantes ¿qué es lo que mató a este niño? Quizá fue ¿la falta de recursos de sus padres, el gobierno, los profesionales de salud que le negaron servicios? o ¿simplemente era su hora de partir?
Han sido 25 años desde aquella experiencia. Y la pregunta que llevo desde aquel día es ¿Qué rol he jugado o juego yo en injusticias como estás? Y aún cuando mi historia se sigue escribiendo, me doy cuenta de que una de las formas en que somos cómplices de asesinar a inocentes es a través de la conformidad. Conformidad, con el pensamiento de que el niño en la calle es hijo ajeno, conformidad con pensar que la mujer con problemas de adicción en el parque busco su presente con "malas" decisiones. Cuando no podemos ver que somos UNO, con el hombre en la cárcel o con el anciano pidiendo limosnas nos convertimos en cómplices de la situación que mata, viola, y despoja al que en primer lugar debió ser protegido.
No tengo la respuesta a cómo se puede cambiar al mundo. Pero sé que el mundo no cambia si nuestras mentes y corazones no llegan a rebosar de amor.
Un amor que no juzga, pero que intenta entender que hay cosas que jamás entenderemos. Que quizá no podremos saber en esta vida que es amar a alguien del mismo sexo, tener ansiedad o depresión. Pero aún así si en nuestra ignorancia buscamos confrontar lo que nos impide amar a personas que no comparten nuestro estilo de vida.
Creo que aquel niño ahora tendría 35 años, una familia, y quizá hasta hijos propios. Este niño podría haber sido rescatado si quienes lo rodeaban pudiesen haber visto más allá de lo superficial, si lo hubiesen visto como a un ser humano.
Ahora finalizó preguntando: ¿Cuál fue la última vez que alguien noto que de verdad no estabas bien? ¿Te ayudo de alguna forma el que pudiesen ver más allá de lo que decías, cierto? Mañana, intenta ser quien extiende el deseo de entender a quien quizá no viva igual que tú. Quizá tu paciencia alivie su dolor.
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